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Miedo a la oscuridad

 Cuando era niña tenía miedo a la oscuridad. Siempre he sido muy fantasiosa y eso tampoco ayudaba. Recuerdo la primera vez que mis padres me asignaron mi propia habitación. Había estado durmiendo desde que nací en la cuna en el lado de la cama donde se acostaba mi madre y hasta los tres o cuatro años me cogía de su mano para dormir. Recuerdo vagamente aquellos momentos de tranquilidad . Mi madre me daba la mano a través de los barrotes de la cuna y yo me quedaba dormidita sin miedo a los monstruos del armario que pudieran estar acechando en mi mente.... Después cuando me hice más mayorcita dormía en la misma habitación que mi hermano , cada uno en su camita con la típica cabecera de níquel , y yo contenta de tener a alguien a mi lado. Aun así recuerdo que me tapaba con la sábana hasta la frente cuando apagaban la luz...sigo haciéndolo.... Y llegó el momento de dar un paso más. Cuando cumplí unos seis años , mis padres cambiaron mi cama a la habitación más lejana de

41 años de matrimonio y sumando





Año 1978. Era un momento único y feliz.
Ella iba muy sencilla, se había peinado y maquillado en casa. Las cejas quizas demasiado depiladas. Como se llevaban entonces. 

El rostro muy natural.
Llevaba puesto su sombrero de novia  con unas flores a la derecha.

El vestido, regalo de su padre, era blanco, por supuesto, de tul con flores en los hombros haciendo juego con las del sombrero.

El ramo era de rosas de color fucsia atadas con un lazo blanco de raso. Se lo habia regalado su hermano mediano.

Parecía mucho mas baja que él, porque al novio lo habían hecho subirse en una banqueta... Cosas de fotógrafos.

Sonreía timidamente. Sus ojos brillaban de emoción. Tenía 28 años

El llevaba un traje negro y un pañuelo blanco que surgía del bolsillo que combinaba con la  camisa blanca también.
La corbata era color burdeos.

Con su brazo izquierdo sujetaba el brazo de la novia. El tenía 27 años y muchas expectativas.

En las manos de ambos lucían su anillo de recién casados. Y en sus ojos se adivinaba la ilusión de haber sido unidos en matrimonio. 

Se vislumbraba la emoción y los buenos propósitos.

Estaban dispuestos a amarse uno al otro frente a las adversidades  y los dias malos.
Habían unido sus vidas para siempre y hoy en día asi continuan.

Es cierto, todo no ha sido un camino de rosas. A veces se han pinchado con las espinas. Las cosas no siempre salen como uno desea. Pero sus caminos no se han separado todavía.

Después de 41 años aún siguen juntos .

Por lo menos hasta que la muerte los separe...


Dedicado a mis padres.

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